LA INVERSIÓN CERRARÍA 2018 EN LOS NIVELES DE 2015
A partir de la crisis cambiaria, la inversión
comenzó a caer y podría acelerarse en los próximos meses por una merma mayor en
la construcción.
“¿Si vos tuvieras un capital, con los rendimientos
que está dando el mercado financiero, de verdad te pondrías a renegar con
producir algo?”, señalaba un importante empresario ayer a El Economista. Y es
que las perspectivas de inversión son muy malas hasta para el propio Gobierno:
el Presupuesto establece una caída de 9,7% en 2019 y ya en estos meses la
tendencia negativa se agravaría con un mayor freno en la construcción.
De acuerdo a los últimos indicadores disponibles de
inversión en agosto la caída ya es relevante. Según Orlando Ferreres y
Asociados, en ese mes disminuyó 7,5% interanual la inversión real con una baja
de 14,6% de maquinaria y equipos, la caída más grande desde 2012. La
construcción –que representa la mitad de la inversión de las Cuentas
Nacionales–, por su parte, se mantuvo estable, compensando una merma que podría
haber sido abrumadora.
Leandro Ottone (Itega) explicó, en diálogo con este
diario, que la construcción aún se sostiene por la fiscalización de las obras
privadas pero que, observando los permisos de obra, se puede percibir un freno
de los nuevos proyectos de construcción. “Así, con el ajuste en maquinaria
importada, que ya comenzó fuerte con la primera corrida cambiaria, el retiro de
la obra privada también atada al salto del dólar y el freno del boom de los
créditos hipotecarios, proyectamos que la inversión caiga 4,5%-5% en 2018”, señaló.
Para Itega, la inversión bajó en agosto, en
términos desestacionalizados, 9,5% anual, y en términos mensuales, descendió
2,1%. En el desglose del indicador anual, se observa un leve incremento de 0,1%
de la construcción y una caída de equipo durable de producción de 18,5% anual.
Así, septiembre puede sumar más leña al fuego con el parate de la construcción.
Escenario
Ante el propio escenario negativo para la economía
marcado por el Gobierno, los empresarios ven un futuro bastante desolador. “Las
perspectivas son casi nulas. Nosotros algo invertimos porque somos una empresa
de largo plazo, pero se hace muy difícil con tasas del 70%80% y un mercado
inexistente tener cualquier perspectiva”, señaló Teddy Karagozian (TN &
Platex) en diálogo con El Economista y agregó que “el Gobierno ha sido muy
cuidadoso en explicarnos que las cosas van a ir cada vez peor, promoviendo la
no inversión y la imposibilidad de tomar créditos de los bancos, que se están
retirando de la oferta de dinero”.
El empresario textil explicó que vienen bajando de
manera muy drástica la inversión y opinó que “si Argentina contabilizará las
fábricas que están cerrando, se observaría que se está perdiendo más capital
que el que está generando”. Muchas fábricas tienen la producción suspendida y
otras están cerrando. Hoy en día, la inversión se encuentra atravesando dos
grandes problemas, opina Matías Rajnerman (Ecolatina). “La mayoría de las
empresas producen para el mercado interno y la demanda interna va a caer mucho
más que el PIB en 2019. En Ecolatina proyectamos -1% para la economía y -3%
para la demanda interna”, explicó el coordinador de Análisis Económico de la
consultora y agregó que “por el otro lado, el costo de financiamiento está por
las nubes”.
Perspectivas
Así, las perspectivas no son buenas. Guido Lorenzo
(ACM) explicó que no favorecerá a la inversión la incertidumbre electoral que
generará estrategias de esperar y ver en los empresarios y, además, las altas
tasas de interés –más allá del factor financiamiento– implican un alto costo de
oportunidad. “Hoy en día conviene mucho más colocarse en el sector financiero
que real de la economía y la inestabilidad macroeconómica complica. En 2018 ya
estamos por el cuarto objetivo de inflación, y así no pueden proyectar las empresas”,
explicó Lorenzo.
Según Rajnerman, la elección de Jair Bolsonaro
también puede encender luces de alerta. “Al ser un candidato antisistema no tan
descabellado pensar que puede poner reparos en el Mercosur y si Brasil
decidiese bajar barreras aduaneras unilateralmente, sería un problema para
insertarse en ese principal foco contracíclico de la crisis”, dijo.
De esta manera, el futuro de la inversión es
pesimista y es de esperar una desaceleración fuerte con la caída de los
préstamos opina el economista de Ecolatina. “La inversión, concretamente, tuvo
dos estrellas en 2017: el crédito hipotecario UVA que ya desacelera fuerte y el
dólar planchado que facilitaba la importación de bienes de capital y la
construcción”, indicó.
“Por ahora en el acumulado la inversión se mantiene
en 0%, pero con la proyección de caída para los últimos meses del año,
esperamos una caída de la inversión de 2018 de 4,5%-5%, con lo cual los niveles
de inversión serían los de 2015, no muy altos”, explicó Ottone y proyectó que
“para 2019 no se observa ningún motivo por el cual mejore la inversión sobre
todo con el fuerte ajuste en obra pública anunciada por el Gobierno”.
Pero más allá de todas las variables, para algunos
empresarios lo que no está claro es el rumbo. “Falta una visión de un país
productivo cuyo sentido no sea solamente financiero”, expresó Karagozian y
concluyó que “es necesario explicarle a la sociedad como haremos para pagar la
deuda si las fábricas no producen y las personas no tienen empleo”.
FUENTE: El Economista
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