LA
NECESIDAD DE UN NUEVO PACTO FEDERAL
Ing.
Marcelo Schvarzstein (*)
Febrero
2024
El Acuerdo de Pilar, que tuvo lugar en 1820, fue un evento clave en la
historia argentina que siguió a la batalla de Cepeda. Este acuerdo sentó las
bases del Federalismo en Argentina, marcando un paso importante hacia la
consolidación de una organización nacional. Durante este período, el país
experimentó numerosas luchas sangrientas que llevaron a la comprensión de la
necesidad de una estructura federal.
En el marco del federalismo argentino, es crucial entender que no se trata
simplemente de un conjunto de provincias, sino de una forma de organización en
la que las provincias delegan ciertas atribuciones en un poder central,
preservando al mismo tiempo su autonomía. Este principio se refleja en el
artículo 121 de la Constitución Nacional, que enumera las competencias
delegadas de las provincias al Estado nacional.
Un aspecto fundamental
del federalismo es la descentralización de recursos tributarios, como afirmó
Juan Bautista Alberdi, quien sostenía que no puede haber un estado sin
recursos. La Cámara de Senadores, con representación de tres legisladores por
provincia, simboliza el sentido de compartir decisiones entre las provincias y
la nación, como se establece en el artículo 5 de la Constitución Nacional.
La historia
constitucional de Argentina destaca que Santa Fe fue la primera provincia en
dictar su constitución en 1819, marcando el inicio de la organización federal.
Principios como subsidiaridad, solidaridad y buena fe federal se consideran
fundamentales en la construcción de la República Federal Argentina.
Dentro de este
contexto, las autonomías provinciales deben ser analizadas en términos de sus
capacidades para lograr una efectiva descentralización de recursos y
competencias. Esto implica un equilibrio entre la autonomía provincial y la
coordinación con el poder central para garantizar el bienestar general.
En cuanto a la gestión
presupuestaria, se destaca la importancia de la Ley de Leyes, que comprende los
presupuestos anuales de los distintos niveles del Estado. Es esencial la
participación activa de todos los legisladores, independientemente de su
formación, en la formulación, discusión y seguimiento del presupuesto. Estos
números representan el compromiso de los dirigentes políticos con la mejora y
el progreso de sus respectivos territorios.
Lamentablemente, se
señala una falta de transparencia en el manejo de los presupuestos, subrayando
la necesidad de un seguimiento más riguroso. Los dirigentes políticos deben
dejar de improvisar y comprometerse a estudiar permanentemente la realidad que
los rodea, ofreciendo explicaciones claras y basadas en información precisa
sobre cuestiones políticas, económicas y sociales.
En la actualidad, es
imperativo conocer en qué se destinan los recursos a nivel nacional y
provincial desde que la responsabilidad de áreas como educación, salud,
vialidad y seguridad fue transferida a las provincias durante la presidencia de
Menem. Este conocimiento es esencial para evaluar el impacto de las políticas y
programas en la sociedad y garantizar una gestión eficiente y transparente.
La Ley de
Coparticipación Federal 23.548, sancionada durante el gobierno de Raúl Alfonsín
en 1987, es un hito significativo en la historia de la distribución de recursos
entre el Gobierno Nacional y las provincias en Argentina. Esta ley estableció
un nuevo régimen de coparticipación, definiendo cómo se distribuirían los
recursos fiscales entre el gobierno central y las provincias.
La Coparticipación
Federal es esencial para el federalismo argentino, ya que busca equilibrar el
reparto de recursos financieros y fiscales entre la Nación y las provincias. La
Ley 23.548 introdujo cambios significativos en la distribución de ingresos,
estableciendo porcentajes específicos para cada jurisdicción.
En sí, esta ley tiene
por objeto la coordinación y distribución de los impuestos que recauda el
estado nacional por una delegación que las provincias otorgan a la nación al
respecto.
La Nación retiene para
sí una porción de lo recaudado y el resto debe distribuirlo entre las
provincias.
La ley de
coparticipación del Gobierno de Alfonsín por primera vez se les dio a las
provincias un porcentaje mayor que a la Nación. Se estableció una
distribución primaria del 42,34% para la Nación y del 54,36% para las provincias, apartando un 2% para la
recuperación del nivel relativo de desarrollo de las provincias más atrasadas,
y 1% al fondo de Adelantos del Tesoro Nacional (ATN).
Dada la importancia de
la Coparticipación Federal en el marco del federalismo argentino y la necesidad
de revisar y actualizar su funcionamiento, es relevante considerar una
discusión para una nueva ley que aborde los desafíos actuales y promueva un
equilibrio justo entre la Nación y las provincias en términos de recursos y
responsabilidades. Esto contribuiría al desarrollo equitativo de todas las
regiones y fortalecería el federalismo argentino.
En el
marco de la Ley de Coparticipación Federal 23.548, es fundamental comprender
qué impuestos son coparticipables y cómo se distribuyen entre el Gobierno
Nacional y las provincias. Esta ley establece los porcentajes y los mecanismos
para compartir los ingresos tributarios, garantizando una participación equitativa
de las provincias en los recursos fiscales del país.
Los
impuestos coparticipables son aquellos tributos cuyos ingresos se distribuyen
entre la Nación y las provincias según lo establecido en la ley. Algunos de los
impuestos coparticipables incluyen:
Impuesto a las Ganancias: Este impuesto sobre las ganancias empresariales y
personales es uno de los principales recursos coparticipables. La ley define
los porcentajes que corresponden a la Nación y a las provincias.
Impuesto al Valor Agregado (IVA): El IVA, aplicado a bienes y servicios,
también forma parte de los recursos coparticipables. Su distribución entre la
Nación y las provincias se encuentra regulada por la Ley de Coparticipación
Federal.
Impuestos Internos: Algunos impuestos internos, como los relacionados con
el tabaco y las bebidas alcohólicas, también son considerados en el esquema de
coparticipación.
Impuesto a los Combustibles: Los ingresos derivados del Impuesto a los
Combustibles líquidos y al dióxido de carbono también son coparticipables,
contribuyendo a la financiación de las distintas jurisdicciones.
Actualmente
existe una distorsión de qué porcentajes de los impuestos son coparticipables y
cuáles van directamente al Tesoro Nacional. A ello se agregan los fondos
fiduciarios que no impactan debidamente en las encomias Provinciales.
Los
porcentajes de coparticipación de estos impuestos se establecen en la ley y han
sido objeto de revisión y ajuste a lo largo del tiempo. La Ley 23.548 fijó los
porcentajes de coparticipación secundaria para las provincias, definiendo
cuánto recibiría cada una de ellas en función de la recaudación total de los
impuestos coparticipables.
Es
necesario tener en cuenta que, a lo largo de la historia, los porcentajes de
coparticipación han sido motivo de negociación y ajuste entre la Nación y las
provincias, reflejando la dinámica política y económica del país. La revisión y
actualización periódica de estos porcentajes son esenciales para garantizar un
sistema equitativo y justo que promueva el desarrollo conjunto de todas las
regiones de Argentina.
En este
contexto, la discusión sobre la Ley de Coparticipación Federal se convierte en
un punto clave para fortalecer el federalismo y promover el impulso de las
economías regionales, asegurando una distribución equitativa de los recursos
fiscales y una mayor autonomía financiera para las provincias.
Gobierno de Carlos Menem
(1989-1999):
Durante el gobierno de
Carlos Menem en la década de 1990, se realizaron modificaciones importantes en
la Ley de Coparticipación Federal. En 1992, mediante el Decreto 118/92, Menem
impulsó una reforma que implicó una reducción significativa en la participación
de las provincias en la coparticipación federal. Este decreto estableció un
tope del 21% para la participación de las provincias, lo que llevó a una
centralización mayor de recursos en manos del Gobierno Nacional.
Bajo la presidencia de Carlos Menem, hubo pactos que tuvieron cierta influencia en la
asignación de recursos. En 1992 se establecieron fondos pre-coparticipables,
que permiten a la Nación quedarse
con un 15% de la masa de recursos antes de la distribución primaria, para
asignarlos discrecionalmente
Esta medida generó
controversias y tensiones entre la Nación y las provincias, ya que muchos
consideraron que limitaba la autonomía financiera de las jurisdicciones
locales. Las provincias perdieron autonomía en la gestión de sus recursos, y la
coparticipación se vio afectada en términos proporcionales.
En términos de
responsabilidades, el gobierno de Menem también traspasó ciertas áreas de
competencia a las provincias, como la educación, la salud y la seguridad, en un
proceso conocido como descentralización. Sin embargo, este traspaso de
responsabilidades no estuvo siempre acompañado de los recursos financieros
necesarios, lo que generó desafíos para las provincias en la gestión de estas
áreas.
Gobierno de Fernando De la Rúa
(1999-2001): En
el breve mandato de De la Rúa, no se realizaron cambios sustanciales en la
coparticipación federal. Sin embargo, su gobierno enfrentó una crisis económica
severa que culminó en la crisis financiera de 2001.
Gobiernos de Néstor Kirchner
(2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015): Durante estos gobiernos, se
realizaron cambios en la distribución de la coparticipación. En 2006, Néstor
Kirchner derogó el Decreto 118/92, lo que permitió aumentar la participación de
las provincias en los recursos coparticipables. Sin embargo, en 2009, Cristina
Fernández de Kirchner volvió a centralizar parte de la coparticipación,
afectando la autonomía provincial.
Gobierno de Mauricio Macri
(2015-2019): Durante
el mandato de Macri, se implementaron medidas para aumentar la coparticipación
a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y las provincias. En 2016, se firmó
el Consenso Fiscal entre la Nación y las provincias, estableciendo nuevos
acuerdos sobre la distribución de recursos. Sin embargo, estas medidas también
generaron tensiones con algunas provincias.
Gobierno de Alberto Fernández
(2019 - Presente): En
2020, durante la pandemia de COVID-19, el gobierno de Fernández disminuyó
temporalmente la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires para financiar la
policía de la provincia de Buenos Aires. Esta medida generó controversias y
debates sobre la distribución equitativa de los recursos.
Es
importante destacar que la coparticipación fiscal ha sido un tema constante en
la agenda política argentina y que las decisiones tomadas por cada gobierno han
influido en la autonomía financiera de las provincias. La discusión sobre la
coparticipación sigue siendo relevante, y las posiciones sobre este tema pueden
variar según las administraciones y las circunstancias económicas del país.
La
constituyente de 1994 estableció en la cláusula transitoria sexta, que el
régimen de coparticipación y la reglamentación del organismo fiscal federal,
serán establecidos antes de la finalización del año 1996. O sea que estamos en
deuda con este tema tan importante.
Un país macro cefálico donde la mayor parte de la población
está radicada en una reducida superficie, mientras que hay jurisdicciones sin
ningún apoyo es consecuencia de la misma problemática.
La Coparticipación
Federal es el corazón de los recursos para la existencia del Federalismo.
Hoy
es muy difícil desentrañar el complejo laberinto de la Coparticipación.
Sin
una Coparticipación Federal actualizada se pierde el concepto de República.
La
centralización de subsidios ha venido sirviendo para que el poder central
presione a las provincias quitándoles las autonomías.
Es
ridículo pensar que el gobierno central deba tener influencia en el boleto
urbano de ciudades del interior.
Es
ridículo pensar que el gobierno central deba definir los salarios de empleados
provinciales.
Eso
quiere decir que no están bien definidos los roles tanto de la Nación como de
las Provincias.
Entonces
podemos concluir que si tendríamos una coparticipación equitativa cada
jurisdicción podría definir en forma AUTONOMA que es lo que sus ciudadanos
necesitan que se les subsidien o no.
Un
tema esencial a tomar en cuenta es la coparticipación secundaria, o sea lo que
le corresponde a cada una de las provincias.
Por
otra parte también es necesario romper con lo que significan las ventajas
desiguales. Algunas jurisdicciones reciben regalías hidrocarburíferas o
mineras, mientras que provincias como las de Santa Fe no reciben ningún
beneficio por las explotaciones agropecuarias.
El imperativo de la hora es volver
a poner en la discusión todos estos temas que nos lleven a un NUEVO PACTO FEDERAL.
En tal sentido La Provincia de
Santa Fe puede y debe liderar esta convocatoria.
(*) Ex Director General de Provincias del Ministerio de interior en el Gobierno de Raúl Alfonsín.
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