“Mi banco, el rojo” una historia que se repite todos los días
“Mi banco, el rojo” es una historia que se repite todos los días y no siempre tiene un final feliz. Veinte años de violencia de género, aislamiento, tortura, violencia institucional, falta de empatía, re victimización y superación. Lidia Ocampo Romero hace una cruda narración de veinte años de terror, de miedo y esperanza que aún busca una salvación y sanación.
En una charla con Lidia nos narró lo vivido y las secuelas que aún lleva consigo no solo en las marcas físicas que le quedaron, sino también como a ella y sus hijos la han afectado.
Realiza una crítica dura a la violencia institucional que ha recibido y sigue recibiendo de instituciones locales y provinciales que deberían ser empáticas pero lejos están de serlo. Mucha teoría, mucho patriarcado y poca humanidad.
Con respecto a las locales fue clara al expresarse de una forma que ya hemos escuchado mil veces: “Yo no se para que vine porque sinceramente me están pelutudeando”
Vive en su caso con el pozo en que su agresor la iba a enterar después de matarla, porque la policía, el Ministerio Público de la Acusación necesitan que sea expuesto como prueba después de dos años, recordándole que ella y sus hijos podrían estar enterrados allí.
En ese caos, Lidia tomó su única herramienta que era escribir. Y así empezó a buscar su salida a la con la ayuda de una amiga que por medio de mensajes de WhatsApp le pasó cuentos que escribió en 10 noches ganando un concurso internacional que fue su llave a la libertad.
Ese éxito, valió que las autoridades tomaran conciencia de lo que estaba pasando,pero no necesariamente de lo que había causado.
Te invitamos a escuchar la nota con Lidia Ocampo Romero y te desamos su contacto en Instagram para que puedas comunicarte con ella
es una historia de veinte años de violencia de género, aislamiento, tortura, violencia institucional, falta de empatía, re victimización y superación. Lidia Ocampo Romero hace una cruda narración de veinte años de terror, de miedo y esperanza que aún busca una salvación y sanación.
En una charla con Lidia nos narró lo vivido y las secuelas que aún lleva consigo no solo en las marcas físicas que le quedaron, sino también como a ella y sus hijos la han afectado.
Realiza una crítica dura a la violencia institucional que ha recibido y sigue recibiendo de instituciones locales y provinciales que deberían ser empáticas pero lejos están de serlo. Mucha teoría, mucho patriarcado y poca humanidad.
Con respecto a las locales fue clara al expresarse de una forma que ya hemos escuchado mil veces: “Yo no se para que vine porque sinceramente me están pelutudeando”
Vive en su caso con el pozo en que su agresor la iba a enterar después de matarla, porque la policía, el Ministerio Público de la Acusación necesitan que sea expuesto como prueba después de dos años, recordándole que ella y sus hijos podrían estar enterrados allí.
En ese caos, Lidia tomó su única herramienta que era escribir. Y así empezó a buscar su salida a la con la ayuda de una amiga que por medio de mensajes de WhatsApp le pasó cuentos que escribió en 10 noches ganando un concurso internacional que fue su llave a la libertad.
Ese éxito, valió que las autoridades tomaran conciencia de lo que estaba pasando,pero no necesariamente de lo que había causado.
Te invitamos a escuchar la nota con Lidia Ocampo Romero y te dejamos su contacto en Instagram para que puedas comunicarte con ella
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