Ni un Agustín más
Cuando nació Ni Una
Menos acompañamos su desarrollo, luego nos fuimos alejando, porque veíamos sectores
con los que no compartíamos lineamiento. La llegada de la discusión de la Ley
del Aborto, las diferencias se acentuaron.
Empezamos a
hablar de aborto ya en 2011 cuando el gobierno de Cristina Fernández de
Kirchner impidió su discusión porque a decir de su vocero Aníbal Fernández no
era tema de agenda, después porque el Papa era argentino. En 2016 aparecieron
grupos más radicalizados, extremistas y en 2018 la ruptura fue casi total. No
obstante, seguimos apoyando una ley porque creemos que es una cuestión de Salud
Pública. Hacemos esta pequeña introducción porque creemos necesario explicar
que vamos a criticar y quizá también condenar.
Los grupos
radicalizados que no se supieron controlar o neutralizar comenzaron con la idea
de muerte al patriarcado, muerte al macho. Todo lo que supone la posibilidad de
haber sido generado por el patriarcado debe ser erradicado y la violencia de género
solo es ejercida contra las mujeres y las minorías. No se tomó conciencia
tampoco que no todo es violencia de género y se comenzaron a exacerbar conductas
violentas y destructivas contra lo viejo, el patriarcado y todo lo que refiera
al hombre, macho, varón.
En estos últimos
tiempos con la denuncia primero de Calu Rivero sobre Juan Darthés a la
que no le creyeron demasiado y después con la de Thelma Fardín a la que le
creyeron todo se complicó aún más.
Una chica menor
de edad se enojó con su “mejor amigo” y en una marcha lo denunció falsamente de
violación. A su amigo lo comenzaron a perseguir, a escrachar por las redes y su
amigo le pidió ayuda, que lo salve. Ella se negó de ir a la justicia como él le
pidió y solo se limitó a pedir perdón por las redes. El final ya lo conocemos:
se terminó suicidando.
Claramente hay
una situación de violencia de género. Los mismos que gritaron su nombre en una
marcha no salieron a denunciar la falsedad o a hacerse cargo de acusar a alguien
por el solo hecho que una “par” lo había apuntado con el dedo.
Los grupos
radicalizados feminoides tiene su primera víctima oficializada. Y nos
preguntamos: ¿quién se va a hacer cargo de la falsa denuncia, de no
corroborarla, de los escraches, del silencio vergonzoso y omnipotente, de la
vida de Agustín que además militaba por los derechos de su “amiga”? ¿Cuál es el
rol de los Derechos Humanos que debían proteger a Agustín, de los grupos que
para prevenir deben educar, ahora de la Justicia cuando la “nena” es menor
aparentemente no punible?. ¿Quién salió a repudiar los hechos? ¿De qué sirve lo que puedan hacer hoy si Agustín ya murió? ¿Quién hace un mea culpa?
Es lamentable
tener que escribir esta nota o carta abierta de llamado a la reflexión sobre
puntos que hace tiempo venimos discutiendo y anunciando: los extremos, los fanatismos
no conducen a nada más que más violencia. No todo es violencia de género. Las
mujeres también ejercen violencia de género. Para que la lucha sea fructífera deber
ser consciente, responsable, autocrítica.
Vamos a seguir
militando por los derechos de las mujeres y también para que los mismos sean validados
por los usos y las costumbre más allá de las cuestiones legales.
Comentarios
Publicar un comentario