Beneficio de la duda: De cuando las dudas se sospechan certezas
La liberación de un padre imputado por ABUSO SEXUAL SIMPLE AGRAVADO POR EL VINCULO (tocamientos) y CORRUPCIÓN DE MENORES AGRAVADA dejó en la familia y la sociedad de Totoras un sabor agrio.
Si bien no se conocen aún los fundamentos del fallo, hay cuestiones que nos
despiertan la curiosidad de un sistema judicial hartamente criticado y
desprestigiado.
El padre, es la persona imputada por los hechos mencionados contra su hija
de seis años en ese entonces. La entonces Fiscal Dra. Tulián, quien en el
proceso se jubiló, había logrado la prisión preventiva hasta la sustanciación
de juicio puesto que las posibilidades de interferir en el proceso y fuga eran
reales, y por ello estuvo detenido diecinueve meses.
El tribunal se forma para la sustanciación del juicio con los Jueces de
Primera Instancia Dres. Marisol Usandizaga, Eugenio Romanini y Mariel Minetti,
el Fiscal Santiago Tosco, el Abogado querellante Mauricio Bonchini y el abogado
defensor Angelo Rossini.
El fiscal Dr. Tosco pidió 13 años de condena y el querellante Dr. Bonchini
16 años
Durante las audiencias, treinta testigos por la víctima, de las cuales 26
fueron profesionales de trabajo directo sobre el caso. Policías, médicos,
abogados, ingenieros, expresando su testimonio dando rigor científico de la
veracidad de los cargo de la acusación.
Por su parte, la defensa del imputado presentó diecinueve testigos de los cuales solo
cuatro son profesionales y el resto familiares del imputado y conocidos.
El Tribunal conformado por los jueces Marisol Usandizaga, Eugenio Romanini
y Mariel Minetti, resolvió absolver por el beneficio de la duda al imputado.
Nos preguntamos cuál es la duda y cuál es el peso no solo de los testigos y
también de los abogados de las partes.
Un Distrito Judicial de Cañada de Gómez desvastado, que en meses perdió dos
de tres fiscales, la cuales son mujeres Dra. Ana Graciela Tulián y Dra. Gabriela
Edit Lescano y que no tienen subrogancia, es decir fiscales suplentes, por lo menos para Tulián.
Parece que la mirada de género se ha cegado de forma incomprensible. Y este
fallo, re victimizará una vez más, no solo a la menor sino también a su madre y a
quien desee realizar una denuncia y la sociedad en su conjunto.
Porque en casos así, los veredictos deberían ser tajantes, sin generar una
sola duda, para las partes. En el caso que el agresor no lo fuera debería ser
inocente, y en el que sea culpable debe ser condenado.
El beneficio de la duda solo "le quita la soga del cuello al tribunal" que deja
al libre albedrío la interpretación que cada quien desee realizar, pero además
empodera al agresor, que al no ser condenado o declarado inocente sin duda
alguna, le permite convivir con su víctima a tres cuadras de distancia, más
allá de las restricciones impuestas.
Señores jueces: Totoras no es Nueva York. Las posibilidades de no
encontrarse víctimas y agresores son menores a las posibilidades de hacerlo.
A la espera de su fallo, deseamos no nos quede ninguna duda del por qué de
sus fundamentos.
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