Enfermería: El lado más cercano de la diálisis
No
obstante, este proceso es de acompañamiento continuo por el personal y los
profesionales, en este caso del Instituto Integral de Nefrología San Lorenzo.
Consideramos para mitigar un poco esos miedos hablar con Rebeca Ruzak,
enfermera e instrumentista de hace más de 30 años de profesión que viene
llevando adelante con su equipo, el lado en que mayor empatía se genera en las diálisis: el acompañamiento,
la contención, la mirada más cercana de cualquier paciente.
“Conocemos
todo de los pacientes” nos dice y eso incluye no solo sus patologías sino
también su vida y estados de ánimo. En la atención a veces los pacientes
cuentan cosas que ellas repreguntan (algunas por protocolo, otras por simple
convivencia en diálisis) que no le dijeron al médico y es su función informar
al equipo interdisciplinario, porque esa información puede ser importante para
la diálisis del momento o del tratamiento en general.
Todo
paciente es informado en una lista de trasplante, es el protocolo, y algunos no
lo necesitarán porque puede revertirse, se denomina insuficiencia renal aguda,
alguna vez, la necesidad de diálisis porque el riñón funciona, porque con la
diálisis el tratamiento esta correcto. No siempre el paciente quiere un
trasplante y firma un consentimiento para trasplantarse o no.
En
el mientras tanto, tratan que estén como en su casa y organizan los horarios,
priorizando los que trabajan, los que tienen obligaciones. “Los pacientes
entran con una cara la primera vez a diálisis que parece que se le viene el
mundo abajo” cuenta. “Lamentablemente en Atención Primaria tendría que haber
más campañas, donde la gente se concientice, aprenda, cuando entran acá, entran
tremendamente mal, y entran en un lugar donde no quieren estar y a la segunda
semana ya se empezaron a sentir bien porque el tratamiento funcionó y que es
algo cotidiano, algo normal”
El
problema renal, a menos que sea traumático, es la eclosión de un sin número de
problemas anteriores y que se repiten a veces en diálisis. Vos tenés pacientes
que se cuidan a rajatabla, los que se cuidan más o menos, los que no se cuidan
nada y los que la familia se desvive atrás del paciente” cuenta y agrega “Ante esos pacientes uno no puede juzgar
porque ellos se sienten que están condenados y no lo sabe pasar. Pero la
mayoría la pasa bien”
También
reconoce que ante la falta de ayuda y la vulnerabilidad muchas veces el
paciente no puede seguir una dieta y ellos colaboran con un suplemento
alimenticio que tampoco alcanza siempre. “Tuvimos un paciente que lloraba
porque tenía hambre y nosotros le hicimos un soporte nutricional. Y ahí entra
el trabajo del servicio social” A todo paciente se le hace una dieta. Pero no
siempre la puede respetar por cuestiones familiares, sociales, económicas o
simplemente porque no quiere.
“La
nefropatía diabética es lo que más hay. El asesino silencioso es el azúcar, los
carbohidratos, la gente que no se cuida. Y yo creo que con las rotiserías de
hoy, la comida chatarra, no se va a terminar nunca la diálisis, a no ser que
venga algo superior como el riñón electrónico.”
En
el Instituto conocimos personas de más de 80 y 90 años que se dializan y se
sienten bien, pero nos cuenta que hay un problema muy grande con el ingreso de
pacientes jóvenes, que cada vez son más. Hace 20 años tenían veinte pacientes,
hoy tienen 100 y el ingreso de gente joven se multiplicó exponencialmente.
La gente grande vive mucho más porque acá todos los meses se hacen análisis de
todo, entonces están super controlados. (…) Acá el paciente se sentó y el
médico está encima preguntándole todo” Pero con las generaciones que
vienen están complicadas si bien en pediatría el control es diferente porque
los padres no permiten que lleguen a los nefropatías o son los donantes para
los trasplantes. No obstante también hay posibilidades de rechazo de los
órganos y siguen en diálisis a lo largo de su vida, con las generalidades de la
ley.
La educación del paciente es único de la enfermería y si bien en muchas oportunidades es frustrante porque el paciente no aprende o no hace caso. Pero cuando el aprendizaje o el cambio tiene una actitud positiva es sentir que se logró el objetivo. Hemos tenido casos que han venido madre e hijo a dializarse juntos, eso es terrible” y el trabajo de la enfermera también es sostener.
El
Instituto de Nefrología San Lorenzo tiene un sillón adaptado que
tiene capacidad de 400 kilos, lo cual le da otro valor agregado al servicio que
realizan.
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