¿Violencia social o escolar?
Hace tiempo asistí a un congreso donde unos de los temas era “¿Violencia social o escolar?”. Sin dudas respondimos todos los asistentes y disertantes que la violencia es social y llega a las escuelas, éstas últimas no pueden levantar muros e impedir que la violencia social llegue a sus aulas.
Hoy la escuela sigue siendo quizás la única institución en pie capaz de igualar, de crear espacios de diálogo, de bajar los niveles de violencias, de convivencia, de resolución pacífica de conflictos.
Pero resulta cada vez más difícil y hasta casi utópico pararse delante de un curso y decirles a los NN y A que no hay que responder ante una agresión con más violencia, que no hay que viralizar contenidos sexuales, burlas hacia otros compañeros o docentes, que hay que estudiar y trabajar y no especular con el juego, con las apuestas, con las cripto, etc.
Resulta difícil porque los adultos estamos haciendo todo lo contrario. Desde quienes nos gobiernan y tienen responsabilidades de gestión, legislativas y de justicia hasta quienes desde su lugar influyen en los más jóvenes (influencers, youtubers, instagramers). Una sociedad muy violenta, seres humanos que ya no se miran ni dialogan y resuelven todo violentamente o través de las redes sociales. Una humanidad que no aprendió nada luego de dos guerras mundiales que dejaron millones de muertos. Sigue ganando espacio el odio al que piensa distinto, al diferente.
La pandemia reciente no colaboró en nada, al contrario, nos volvimos más indiferentes e individualistas. Dejamos lo colectivo, dejamos de involucrarnos, volvieron mensajes de 50 años atrás. “No te metás”, o “por algo le pasa eso” (versión actualizada del algo habrán hecho). La imagen lo es todo, el consumismo regula el mercado, el éxito no pasa por el esfuerzo de estudiar y trabajar, formar una familia, tener hijos, algo lejano, inalcanzable e inútil. Esa es la cultura de estos años.
¿Y la escuela, ese lugar maravilloso que amo profundamente, que puede hacer?, con sus docentes cansados, maltratados económica y socialmente, con una sociedad que los castiga y los respeta cada vez menos, con sus edificios apenas mantenidos, con condiciones áulicas a veces inimaginables. Esa escuela que resistió la pandemia con la inventiva de los docentes para mantener el vínculo pedagógico, hoy ya casi es vencida por las violencias que atraviesan sus paredes.
Pero no todo está perdido, “Yo vengo a ofrecer mi corazón” dice nuestro genial Fito Páez, y eso nos debe alentar a no bajar los brazos, a “hacer nuestra parte” como el cuento del colibrí. Por favor dejemos de lado los egos, las ambiciones personales y el patoterismo para resolver las diferencias, es por ellos, solo para ellos, para los pibes y las pibas.
Para que en las escuelas, no haya mas bullying y en las redes sociales cese el ciber bullying, el grooming, y toda forma de acoso y maltrato, porque “si nos reimos, nos reímos todxs”
Lic.
Arístides Ricardo Álvarez, presidente de la ONG “Si nos reímos, nos reímos
todxs”
4
de noviembre de 2025

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