Fiscal Ortigoza: ¿Cuánto valen las víctimas?
La función de un fiscal es la de representar al estado en una instancia
judicial, ni a víctimas ni a victimarios. La función del fiscal es ponerse en
lugar del estado, ni del juez ni de la querella ni de la defensa.
Quizá sea el desconocimiento muchas veces de este rol por parte de la
sociedad, hace que se plantee: ¿Qué hizo el fiscal? Y la respuesta esté alejada
de lo que las víctimas o querellantes esperan. Pero no necesariamente alejado
de lo jurídico.
San Lorenzo tiene un punto débil allí, que en los años y la complejidad de
los hechos se profundiza.
En el caso del ataque con machete, es clara desde nuestro entender que hubo
un intento de homicidio. Atacar con un arma de tal calibre (en cuanto a su
peligrosidad), donde el victimario apunta a la cabeza de su víctima, quien por un
gesto defensivo logra que solo lesione su mano, es claramente un intento de
homicidio. Pero el Fiscal Ortigoza, a decir de la víctima, expresaba su
estrategia en función de hipótesis sobre lo que pudieran decir el juez o la
defensa. Pero nunca de lo que debe demostrar el fiscal.
Pero este no es el único caso que tiene al Fiscal Ortigoza en el ojo de lo
que puede ser una tormenta y en este sí hay un fallecido: Santiago Rodríguez.
Producto de un accidente de motocicleta, un abandono de persona, la policía
que no asistió, la ambulancia que no llegó en tiempo y forma, otra que no
acudió directamente, un fiscal de dudosa investigación que sigue pensando en la
defensa, el juez o lo que sea. Santiago Rodríguez y su familia son una y otra
vez asesinados en este caso. Una y otra vez re victimizados, olvidados,
entregados, desclasados, esclavizados, condenados y asesinados porque ahora hay
actitud, por acción u omisión, que nos hace creer en el abandono.
La vida de una víctima para el fiscal Ortigoza parece valer una pena para
su victimario de 2 años condicional (excarcelación hasta que cometa otro delito
donde sea denunciado, acusado, juzgado y sentenciado) y 5 de inhabilitación de
manejo. El valor de una vida aparentemente no vale una investigación seria,
sorteando los vínculos económicos, políticos, sociales que se pudieran aparecer
si existieran.
Ya tenemos una fiscal imputada por no investigar, esperemos no tener otro.
La vida de una persona vale más que el puesto de cualquier fiscal, juez,
querellante o defensor. Para remover a cualquiera de ellos hay herramientas que
plantean la democracia y las instituciones. Para devolver una vida no hay ninguna
posibilidad. Pareciera que las victimas en algunos casos están condenadas a
pedir perdón por las molestias causadas.
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